baterias de litio para instalaciones fotovoltaicas

¿Cuántas horas dura una batería solar?

Conocer cuántas horas dura una batería solar es fundamental para dimensionar correctamente una instalación fotovoltaica y asegurar un suministro estable durante la noche o en días nublados.

La duración y la vida útil de una batería para placas solares dependen de múltiples factores, como la tecnología empleada, el tamaño del sistema, la profundidad de descarga y las condiciones ambientales.

No todas las baterías ofrecen la misma autonomía ni la misma resistencia al paso del tiempo: algunas están pensadas para usos ocasionales y otras para ciclos diarios intensivos. A continuación, se explica cuántos años puede durar una batería solar y cuáles son los factores que influyen directamente en su rendimiento. Pero si tienes alguna otra duda sobre cómo generar tu propia energía limpia y renovable, contacta con nosotros.

¿Cuánto dura una batería para placas solares?

Una batería para placas solares suele durar entre 4 y más de 25 años, pero su vida útil exacta depende del tipo de tecnología y de las condiciones de uso. Las baterías de gel y AGM suelen situarse entre los 4 y 7 años, mientras que las estacionarias OPzS/OPzV pueden llegar a 10–12 años. Las baterías de litio son las más duraderas y normalmente superan los 10–15 años, pudiendo alcanzar en algunos casos más de 25 años.

Una instalación bien dimensionada y correctamente gestionada puede prolongar considerablemente la vida útil de cualquier batería solar.

Instalación de autoconsumo con batería de litio

Factores que afectan a la duración de una batería solar

La tecnología de la batería determina en gran medida su vida útil y su comportamiento frente a los ciclos de carga y descarga. Las baterías de plomo-ácido (como las de tipo Gel, AGM o abiertas) suelen tener una vida útil más corta, entre 3 y 7 años, y son más sensibles a descargas profundas. Las baterías de litio, especialmente las de fosfato de hierro (LiFePO₄), ofrecen una vida útil notablemente superior, que puede superar los 10 o 15 años, y permiten ciclos de descarga mucho más profundos sin degradación acelerada. Por ello, elegir la tecnología adecuada tiene un impacto directo en cuántos años funcionará el banco de baterías.

La temperatura es un factor crítico para cualquier batería. Las altas temperaturas aceleran las reacciones químicas en el interior, lo cual incrementa la degradación de los materiales y reduce la vida útil. Por el contrario, temperaturas muy bajas disminuyen temporalmente la capacidad disponible y reducen el rendimiento. Lo ideal es que la batería opere entre 20 y 25 °C para maximizar tanto su autonomía como su longevidad. Sistemas mal ventilados, expuestos al sol directo o instalados en lugares fríos sin aislamiento pueden acortar significativamente la duración total.

La profundidad de descarga indica qué porcentaje de la capacidad total se utiliza en cada ciclo. Cuanto más profunda sea la descarga habitual, menor será la vida útil de la batería. En baterías de plomo-ácido se recomienda no descargar más del 50 %, ya que las descargas profundas degradan rápidamente las placas internas. En cambio, las baterías de litio soportan descargas entre el 80 y el 100 % sin un impacto tan severo. Diseñar el sistema para evitar descargar la batería en exceso es clave para prolongar su vida útil.

Cada batería tiene un número de ciclos de carga y descarga que puede realizar antes de perder un porcentaje significativo de capacidad. No es lo mismo someterla a ciclos profundos todos los días que a ciclos moderados, ya que los primeros consumen más rápidamente su vida útil. Además, la velocidad de carga y descarga influye: cargas muy rápidas o descargas muy intensas generan calor y estrés químico, lo que acelera el desgaste. Una gestión adecuada del ritmo de los ciclos ayuda a mantener la batería en buen estado durante más tiempo.

Un sistema fotovoltaico mal dimensionado, donde los paneles no producen suficiente energía para recargar adecuadamente la batería, provoca que esta permanezca largos periodos en estados de baja carga. Mantener una batería parcialmente descargada de forma habitual deteriora su capacidad y reduce su vida útil. Por otro lado, un sistema bien dimensionado garantiza que la batería se recupere al nivel adecuado cada día, evitando estrés innecesario y prolongando considerablemente su funcionamiento.

El regulador es responsable de controlar el proceso de carga y de proteger la batería de sobrecargas, descargas excesivas o tensiones inadecuadas. Los reguladores MPPT son más eficientes que los PWM, ya que optimizan la captación de energía de los paneles y aseguran una carga más estable y completa. Un regulador de mala calidad, mal configurado o incapaz de gestionar correctamente el tipo de batería puede generar sobrecalentamientos, ciclos inadecuados o cargas incompletas, acortando la vida útil de la batería.

La intensidad del consumo influye directamente en el desgaste. Cargas muy elevadas provocan descargas más rápidas, aumentan la generación de calor y pueden incluso superar la corriente recomendada por el fabricante, lo cual afecta negativamente a la química interna. En sistemas de autoconsumo es importante equilibrar la demanda con la capacidad del banco de baterías para evitar esfuerzos excesivos. Un consumo moderado y constante resulta siempre más saludable para la batería que picos de consumo muy altos.

El entorno en el que se encuentra la batería también juega un papel importante. Humedad, polvo, vibraciones o corrosión afectan tanto a sus componentes externos como a sus conexiones. En instalaciones exteriores sin suficiente protección, los bornes pueden sulfatase, las cajas pueden deteriorarse y la electrónica puede verse afectada. Una correcta instalación, en un lugar seco, ventilado y protegido, reduce riesgos y ayuda a mantener el rendimiento durante toda la vida útil.

En baterías de plomo abiertas, es esencial realizar un mantenimiento regular, que incluye comprobar el nivel de electrolito, añadir agua destilada cuando sea necesario y limpiar los bornes para evitar corrosión. También es importante revisar periódicamente el estado de carga, ya que mantener la batería en niveles adecuados de energía previene la sulfatación y otros daños internos. Las baterías de litio requieren mucho menos mantenimiento, pero es indispensable contar con un buen sistema de gestión (BMS) que controle temperatura, carga y seguridad.

Entonces, ¿cuánto dura una batería de panel solar?

En conclusión, una batería de panel solar puede durar entre 4 y más de 25 años según su tecnología, su uso y las condiciones de funcionamiento. Las baterías de gel y AGM se sitúan en la parte baja del rango, las estacionarias ofrecen una durabilidad intermedia y las de litio son las más longevas, superando habitualmente la década de vida.

La clave para alcanzar la máxima duración está en elegir el tipo adecuado, dimensionar bien la instalación y mantener un uso equilibrado que evite descargas profundas o temperaturas extremas.

Autonomía de las baterías solares

La autonomía de las baterías solares depende principalmente de su capacidad (en Ah o kWh) y del consumo que tenga la instalación, por lo que puede variar desde unas pocas horas hasta cubrir toda una noche completa.

En términos generales, una batería bien dimensionada ofrece entre 4 y 20 horas de autonomía, aunque las de mayor capacidad o las de litio pueden proporcionar incluso más tiempo en sistemas de bajo consumo. La autonomía real también está influenciada por la profundidad de descarga permitida, la eficiencia del inversor y el estado de la batería, por lo que un diseño adecuado del sistema es esencial para garantizar el suministro energético continuo.

Instalación de batería de litio de solaredge

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Preguntas frecuentes

La duración de la carga de una batería solar depende de su capacidad (Ah o kWh), del consumo conectado y de la profundidad de descarga permitida. En general, la autonomía suele variar entre 4 y 20 horas según el tamaño del sistema y los dispositivos en uso. Una batería correctamente dimensionada puede ofrecer energía durante toda la noche si el consumo es moderado.

Las baterías solares de litio, especialmente las LiFePO₄, suelen tener una vida útil de entre 10 y 25 años, pudiendo alcanzar los 10.000 ciclos dependiendo de la calidad y del uso. Además, mantienen un rendimiento estable, aceptan descargas profundas y se degradan más lentamente que las baterías de plomo-ácido, lo que las convierte en la opción más duradera para instalaciones solares.

La batería solar se descarga por la noche porque deja de recibir energía de los paneles y se convierte en una fuente de alimentación para los consumos del hogar o instalación. Aunque no haya consumo aparente, siempre existen cargas mínimas como controladores, inversores o dispositivos en standby. Esto hace normal y esperado que la batería pierda parte de su carga durante la noche.

Una batería AGM suele proporcionar entre 4 y 12 horas de autonomía, dependiendo de su capacidad y del consumo conectado. No conviene descargarla por debajo del 50 % para evitar daños, por lo que su autonomía real suele ser menor que la de las baterías de litio con la misma capacidad. Es adecuada para usos intermitentes o sistemas de baja demanda.

Las baterías de gel suelen ofrecer una vida útil de 4 a 7 años y proporcionan entre 5 y 12 horas de autonomía por carga, dependiendo del consumo. Son más resistentes que las AGM frente a descargas profundas, aunque siguen siendo inferiores a las de litio en durabilidad y eficiencia. Funcionan bien en sistemas medianos con demandas moderadas.

Las baterías estacionarias, como las OPzS y OPzV, pueden ofrecer autonomías prolongadas que van de 8 a 24 horas según la instalación y capacidad del banco. Están diseñadas para descargas profundas y un uso intensivo, y su vida útil puede superar los 12 años. Son habituales en instalaciones aisladas que requieren fiabilidad a largo plazo.

La duración de una batería de 5 kWh depende del consumo: si se consumen 1 kW de potencia, durará unas 5 horas; si el consumo es de 500 W, puede durar hasta 10 horas. En hogares con consumos nocturnos moderados, una batería de este tamaño suele cubrir la demanda durante toda la noche sin problemas.

Una batería de ciclo profundo puede durar entre 5 y 25 años según el tipo (plomo-ácido, gel, AGM o litio) y la profundidad de descarga habitual. Su autonomía por carga depende del consumo, pero están diseñadas para soportar descargas más profundas que las baterías convencionales, lo que las hace adecuadas para sistemas solares con uso diario e intensivo.

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