Los riesgos de los megaproyectos fotovoltaicos para la transición energética
¿Qué riegos tienen los megaproyectos fotovoltaicos para la transición energética?
Que la energía fotovoltaica es uno de los pilares de la transición energética, nadie lo pone en duda. La descarbonización de la economía requiere lograr que el 100% de la energía producida sea de origen renovable. Pero ¿se trata del mismo sistema que teníamos cambiando únicamente los combustibles fósiles por renovables? ¿O la transición energética significa también un cambio en cómo gestionamos la energía?
El autoconsumo fotovoltaico es sinónimo de ahorro. Pero la energía solar también puede ser sinónimo de lucro, según la perspectiva de las grandes empresas que buscan hacer su agosto en el mercado fotovoltaico. Frente al creciente aumento de megaproyectos de energía solar, muchas son las personas y organizaciones que han levantado el grito de alarma, alertando de los riesgos que este tipo de proyectos pueden tener para la biodiversidad, la justicia social, la economía local o el equilibrio territorial.
La apuesta por opciones más sociales y ecológicamente sostenibles como el autoconsumo fotovoltaico en viviendas o empresas, la generación de energía distribuida y las comunidades energéticas, está siendo relegada por el interés especulativo de buena parte de estos megaproyectos solares. De esta manera, se pone en riesgo una transición energética que sea realmente justa y ecológica; que esté supeditada al interés general y a la preservación de los recursos naturales.
En Cambio Energético nos alegramos del impulso que está teniendo la energía fotovoltaica. Pero consideramos que en la transición energética va más allá de una mera sustitución de unas fuentes de energía por otros. Debe reformular las reglas del juego para dar un papel protagonista a las personas y entidades autoconsumidoras, apostando por una generación de energía distribuida, donde sean las propias personas, comunidades o empresas las responsables de producir su propia energía.
En este artículo analizaremos los riesgos e impactos de los megaproyectos de producción de energía, para una transición energética justa y ecológica.
- 1 Crecimiento de las solicitudes de megaproyectos fotovoltaicos
- 2 ¿Por qué tantos megaproyectos fotovoltaicos en España?
- 3 División de opiniones sobre los megaproyectos fotovoltaicos
- 4 Riesgos de los megaproyectos fotovoltaicos
- 5 ¿Qué medidas alternativas se están proponiendo?
- 6 Renovables sí, pero no de cualquier forma
Crecimiento de las solicitudes de megaproyectos fotovoltaicos
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2020-2030 establece una serie de predicciones sobre la potencia instalada que se debe tener para el año 2030. Concretamente, se habla de 50 GW de potencia instalada en energía eólica y de 39 GW en fotovoltaica.
Sin embargo, a finales de 2020, había ya 130,4 GW de potencia eólica y fotovoltaica con los derechos de acceso y conexión a la red ya concedidos; a los que habría que sumar los 45,3 GW en tramitación. Esto hace un total de 175,7 GW. Unas cifras que están muy por encima de las esperadas para el 2030.
Concretamente, la propuesta de planificación de la red eléctrica 2021-2026 afirma que el volumen de solicitudes de acceso triplica la potencia a instalar en eólica para el 2026 y multiplica por trece la de la potencia establecida para la fotovoltaica.
En estas cifras tienen también su lugar las grandes instalaciones o megaproyectos fotovoltaicos.
Entre 2016 y 2020 se han inscrito 99 de estas grandes instalaciones, repartidas en las siguientes potencias:
Tipo de plantas solares | En la actualidad | Proyectadas para realizar próximamente |
---|---|---|
Potencia | Nº Instalaciones | Nº Instalaciones |
Entre 10 y 50 MW | 41 | 4 |
Entre 51 y 100 MW | 52 | 13 |
Más de 100 MW | 6 | 2 |
Total instalaciones | 99 | 19 |
Total MW instalados | 5.489 MW | 1.216 MW |
Como podemos ver en la tabla, a las instalaciones ya existentes se han de sumar las 19 nuevas previstas. Lo que harán un total de 118 grandes instalaciones, con un total de 6.705 MW.
También cabe reseñar que España tiene el megaparque fotovoltaico más grande de Europa, con 495 MW. Para que te hagas una idea, el segundo más grande está en Francia y cuenta con 295 MW. A este hay que sumarle otros tres nuevos megaparques fotovoltaicos en construcción con 500 MW, 300 MW y 300 MW respectivamente.
¿Por qué tantos megaproyectos fotovoltaicos en España?
Hay diferentes razones que pueden contribuir a explicar este auge de los megaproyectos fotovoltaicos. Entre ellos, cabe destacar:
Los tiempos favorables para la energía fotovoltaica.
A un marco normativo cada vez más sólido y favorable, hay que sumar las ayudas y subvenciones, así como las desgravaciones y bonificaciones fiscales que cada vez más comunidades autónomas y municipios ofrecen.
La especulación que genera la apuesta de grandes empresas multinacionales
Las grandes multinacionales vienen apostando desde hace tiempo por hacerse con un trozo del pastel fotovoltaico. Cada vez son más, tanto de la energía (grandes energéticas y petroleras) como de otros sectores (IKEA, Amazon, Fondos de inversión), que han visto el potencial de la energía solar y están apostando fuerte por este sector.
Las debilidades de una legislación en construcción.
Un ejemplo de esto sería la falta de una planificación rigurosa, vinculante y de instrumentos que permitan realizar la selección de emplazamientos adecuados para este tipo de instalaciones.
Si bien el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) ha elaborado una zonificación de referencia, esta no tiene carácter vinculante. Esto facilita que sean los propios promotores de los proyectos los que tomen la iniciativa a la hora de seleccionar el lugar donde ubicarse.
Para ello, además de la disponibilidad de la fuente de energía, tienen en cuenta factores como el menor coste del suelo o la menor oposición social que se encuentren.
Las estratagemas de las empresas promotoras para sacar adelante los megaproyectos fotovoltaicos.
Entre estas destaca el fraccionamiento de los proyectos, ya sea para evitar la tramitación por el MITECO (los proyectos de menos de 50 MW se tramitan a nivel autonómico) o para no tener que pasar una evaluación de los impactos sinérgicos de varios proyectos concentrados en un territorio pequeño.
Algunos ejemplos de esto serían:
- Tres parques solares de 49,9 MW Rolwind El Rocío en Almonte (Huelva), que en realidad forman parte de un todo de 150 MW
- Cabrera Solar ultima un complejo de 200 MW en Alcalá de Guadaira, el mayor de la comunidad andaluza, pero las tramita como cuatro plantas de 49,9MW.
El objetivo, como decíamos, es evitar la evaluación ambiental del Gobierno estatal, optando por la autonómica, que en el caso de Andalucía cuenta con una mayor permisividad.
División de opiniones sobre los megaproyectos fotovoltaicos
Ante esta avalancha de megaproyectos fotovoltaicos, nos encontramos con una división de opiniones entre quienes ven con buenos ojos este tipo de proyectos y quienes los consideran contraproducentes por diferentes razones que veremos más adelante.
Por un lado, entre los argumentos a favor destaca la cuestión económica:
- En términos de rendimiento de los arrendamientos de tierras para instalaciones de parques solares.
- Oportunidades de empleo (si bien cuentas con un ratio menor en comparación con instalaciones más pequeñas).
- Riqueza para el municipio. Estos argumentos son esgrimidos tanto por los promotores de los proyectos como por algunos alcaldes y asociaciones de empresarios.
Por otro lado, colectivos ecologistas, asociaciones agrarias, comunidades vecinales y alcaldesas de algunos municipios han levantado la voz para denunciar los riesgos de estos megaproyectos, entre los que destacan:
- Impacto ambiental.
- Pérdida de tierras de cultivo
- Efecto en el paisajismo y por extensión al turismo.
- Desequilibrio social y territorial
Lo cierto es que más allá del necesario uso de energías renovables como la solar, estos megaproyectos están sembrando la discordia en muchos de los territorios donde pretenden asentarse. Algunas organizaciones agrarias, como ASAJA en Granada, han denunciado situaciones de amenazas de expropiación a agricultores, para que firmen los contratos de cesión o de venta de las tierras para este tipo de proyectos.
Y aquí nuevamente nos encontramos con la tensión entre las visiones individualistas, donde el referente es ¿cómo me afecta a mí?; y las visiones colectivas, de carácter más social, donde prima el bienestar comunal.
Riesgos de los megaproyectos fotovoltaicos
Megaproyectos fotovoltaicos pueden suponer (y están suponiendo) una serie de riesgos, tanto en términos ambientales, como económicos y sociales. A continuación detallamos algunos de los más destacados.
Amenaza a la biodiversidad
Los megaproyectos de energías renovables suelen localizarse sobre o cerca de áreas de alto valor ambiental. Sin embargo, la valoración de los impactos a la biodiversidad y al medio ambiente teniendo en cuenta las dimensiones de los proyectos no se están contemplando; puesto que como vimos, en los proyectos grandes de 150 o 200 MW, se dividen para no tener que pasar determinados controles.
Hablamos de afección a la fauna ,destrucción o parcelación de hábitats; pérdida de superficie arbolada de especies protegidas; pérdida de cubierta vegetal que acelera el proceso de desertificación en determinados territorios, o desaparición de especies cuando las ubicaciones de los proyectos renovables son incompatibles con el mantenimiento de su hábitat.
Y si consideramos que las megainstalaciones cuentan con una vida útil aproximada de 30 años, los efectos de este tipo de intervenciones no han de considerarse como temporales.
Reducción de tierras agrícolas
Otra de las denuncias de asociaciones ecologistas y agrarias es que las ubicaciones que se están seleccionando para estas megaplantas fotovoltaicas ocupan terrenos agrícolas. Este es el caso del valle de La Fueva (Huesca), donde se ha planteado crear un gran parque solar de cerca de 420 hectáreas. Muchas de estas tierras son propiedad de particulares y de carácter agrícola. De ahí que la promotora se haya puesto en contacto con los propietarios para conseguir que les arrienden las tierras durante 30 años.
Este tipo de iniciativas, sin embargo, entran en conflicto con jóvenes que plantean hacer su vida en el campo. Este es el caso de Sergio, joven pastor de la Fueva, quién entiende que el megaproyecto fotovoltaico entra en conflicto directo con su apuesta empresarial: “Tenemos 30 hectáreas propias y unas 50 o 60 arrendadas y, si nos quedamos sin ellas porque se llenan de placas, tenemos un problema. Sin tierras, no hay futuro”. Los precios que pagan por el arriendo por hectárea al año, entre 60 y 200 euros, está lejos de los 1.100 euros que ofrece la promotora, de ahí que peligre su inversión.
Efecto en el paisajismo
Otro impacto considerable es el efecto que tienen estas megaplantas en términos paisajísticos. Y este paisajismo afecta tanto a los habitantes de la región como a sus visitantes. Esto es especialmente grave en el caso de los municipios cuya economía está muy ligada al turismo y al medio ambiente, como el caso del Ayuntamiento de Aínsa (Huesca), donde empresas asociadas a actividades ambientales o deportivas pueden ver menguados sus ingresos, ante el impacto del nuevo paisaje que se avecina. Futuro incierto también para las zonas dedicadas al turismo rural.
Amenaza la economía local
El impacto en la biodiversidad y el medio ambiente, en las tierras de cultivo y en el paisajismo pueden incidir, como hemos visto, en la economía local de la región donde se implanta este tipo de megaproyectos fotovoltaicos. Si bien puede beneficiar temporalmente a parte de los propietarios de tierras que no les dan uso o que el uso que les dan no es demasiado rentable, puede perjudicar en términos amplios las oportunidades económicas de la zona, sobre todo, aquellas vinculadas con el turismo, el medio ambiente, la agricultura y la ganadería.
«El mundo rural no puede asumir el coste de la necesaria transición energética a costa de la pérdida de suelo de labor, de actividades necesarias para el mantenimiento de los ecosistemas y que realmente fijan población… a costa de su riqueza paisajística, que llena nuestras casas de turismo rural, bares y tiendas, pero sobre todo, a costa de la especulación sobrevenida contra nuestros territorios, que venden riqueza y trabajo donde solo quedarán tierras baldías y vecinos enfrentados».
Vecinos de la Fueva (Huesca)
A su vez, hablamos, en muchos de los casos, de multinacionales o fondos de inversión extranjeros; por lo que los beneficios que generan no acaban repercutiendo tampoco en el ámbito local.
¿Y las promesas de empleo en la zona? No siempre se cumplen. Si bien hay ocasiones en los que se contrata mano de obra en los mismos territorios, buena parte de las veces no es así o al menos no en las proporciones que debería dado el tamaño del proyecto. Y la mano de obra especializada suele traérsela la empresa consigo. De hecho, la ratio de empleo es menor en estas megaplantas que si se tratara de varios proyectos de menor envergadura.
Por poner un ejemplo, en León están planificados 39 proyectos solares de gran magnitud que ocuparían 1.200 hectáreas. Según las estimaciones realizadas, entre todos estos megaproyectos fotovoltaicos, apenas se generarán entre 80 y 90 empleos en los próximos 25 años.
La Plataforma en Defensa del Alto Gállego y Jacetania, ante la amenaza de instalación de varias megaparques solares en los ayuntamientos de Jaca y Sabiñánigo, dice al respecto de estos proyectos, que:
“(…) carecen de valor añadido para el territorio, dado que no generan riqueza, ni puestos de trabajo que logren asentar población en la zona, tan necesitada de habitantes, y a su vez, tan frágiles económica y ambientalmente”.
Plataforma en Defensa del Alto Gállego y Jacetania
Menor eficiencia
ANPIER, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica, por su parte, entiende que el transporte de la energía que producen estas megaplantas tiene una serie de costes y pérdidas (valores cercanos al 20%), lo que las hacen menos eficientes que las plantas fotovoltaicas pequeñas. Un sobrecoste que acaba repercutiendo sobre las familias y PYMES en su factura de la luz.
También ya se están dando casos de saturación de las redes y los puntos de evacuación que, por otra parte, pagamos en nuestros recibos.
Caldo de oligopolios
Un último riesgo que señalamos, es la posibilidad que se traslade el oligopolio de las energéticas al sector de las renovables. La transición energética debe ser una oportunidad para cambiar el modelo de producción y gestión de la energía. Por decirlo de una manera sencilla: mejor muchos proyectos pequeños de autoconsumo que una megaplanta fotovoltaica que merme la potencialidad del territorio.
Las grandes empresas que están sumándose a la “energía limpia” buscan trasladar su modelo empresarial a las renovables. Su fin: obtener beneficios económicos rápidos. Y en la medida de lo posible, recibir subvenciones para la protección medioambiental, aunque las consecuencias de sus proyectos vayan en dirección contraria a este propósito.
«Esto favorece el rápido despliegue y consolidación de las empresas del oligopolio energético en el paraíso de las renovables, sin la adecuada evaluación de los impactos de su actividad, ni la valoración y debate previo sobre el modelo energético más adecuado para cada isla, y disuade la participación de la ciudadanía en el aprovechamiento de bienes públicos, como son los recursos energéticos».
Ben Magec, Ecologistas en Acción Canarias
¿Qué medidas alternativas se están proponiendo?
Frente a estos riesgos, colectivos ecologistas, asociaciones del sector e, incluso, alcaldes de algunos municipios, han acompañado su análisis de los riesgos con medidas que pueden ayudar a realizar una transición energética más justa y respetuosa tanto con el medioambiente como con las economías y comunidades locales, a través de la energía fotovoltaica. A continuación destacamos algunas de estas propuestas.
Abordaje sincrónico
La transición ecológica busca hacer frente al calentamiento global, mediante la descarbonización energética. Sin embargo, esto debe hacerse sin poner en peligro al territorio y sus gentes. Por lo que la lucha contra el cambio climático debe ir de la mano de la regeneración y conservación de la biodiversidad de los territorios. Todo ello, sin olvidar que ninguno de estos retos se puede resolver sin tener en cuenta al otro.
Ordenación y regulación
Es la Administración, y no las grandes empresas, la que debe establecer cuándo, cómo y dónde pueden instalarse los megaproyectos fotovoltaicos. Y esto debe hacerse a través de una planificación previa y ordenada.
Los proyectos fotovoltaicos de menos de 50 MW, como decíamos, son responsabilidad de la Comunidad Autónoma. Mientras que en los pegaproyectos fotovoltaicos de más de 50 MW corresponde a la Administración Central la planificación, ordenación y regulación. Lo que se demanda en este sentido, es que se generen los mecanismos necesarios para que la regulación sea más estricta, con instrumentos que tengan carácter vinculante, y no meramente orientativos. Concretamente, actores como ANPIER, destaca entre estas medidas, la limitación de la dimensión de los nuevos proyectos fotovoltaicos, así como la ordenación de la distribución territorial de estos proyectos. Consideran que así se podrá avanzar en la necesaria generación de energía solar, pero de una forma más equilibrada.
La Plataforma en Defensa del Alto Gállego y Jacetania estima oportuno establecer un perímetro en los municipios, donde no se puedan instalar este tipo de megaproyectos.
“Que se establezca un perímetro de varios kilómetros para la protección de las poblaciones, en el que no se permita la instalación de grandes parques solares, y que se establezcan distancias de exclusión de varios kilómetros entre los mismos, que garanticen la preservación del paisaje y minimicen el impacto sobre pueblos y el territorio. Queremos seguir viviendo aquí, mantener la vida de nuestros pueblos y asegurar que nuestros hijos también tengan la oportunidad de poderlo hacer”.
Plataforma en Defensa del Alto Gállego y Jacetania
También son necesarias, como veíamos, las evaluaciones del impacto de estas megaplantas solares.
Y mientras no se conocen estos impactos, es necesario parar la maquinaria, como han hecho, por ejemplo, en Cartagena, donde han aprobado una moratoria en este tipo de proyectos, con el objeto de poder estudiar su ordenación en el municipio, de manera que no produzcan un impacto severo sobre el territorio.
Instalaciones fotovoltaicas medianas y pequeñas
La Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica ha lanzado una campaña para evitar que las multinacionales acaben expulsando a las pequeñas y medianas empresas del sector. Su lema lo dice todo: “En esta transición energética, pensemos a lo grande: hagamos parques pequeños”.
De ahí que su apuesta sea por la promoción de parques fotovoltaicos medianos y pequeños, porque resuelven buena parte de los riesgos mencionados:
- Reducen los impactos sobre el territorio, adaptándose mejor a los entornos naturales.
- Son más eficientes, al contar con menos pérdidas en el transporte de energía;
- Tienen un ratio de empleo mayor que el de las megaplantas solares.
- A su vez, entienden que están al alcance de PYMES y autónomos, de manera que contribuya a la economía de proximidad.
Desde la economía social
Ecologistas en acción entienden que para evitar repetir el modelo acaparador y privativo de las empresas del oligopolio energético, es necesario establecer fórmulas que favorezcan el beneficio de la comunidad y limiten su impacto en el medioambiente. Dos características propias de lo que se denomina como economía social y solidaria.
La organización ecologista considera que, para contribuir a este enfoque sería necesario eliminar o reducir la tributación de los proyectos energéticos generados desde esta óptica no lucrativa. Y un buen ejemplo de lo que estamos hablando, son las mencionadas comunidades energéticas que buscan cubrir las demandas locales de electricidad, de manera conjunta.
Participación ciudadana
En el nuevo marco energético que la Comisión Europea estableció a finales de 2016, fueron bastante claros sobre este tema, proponiendo “situar a la ciudadanía en el centro de la transición energética”. De ahí la importancia de los autoconsumos individuales y colectivos. No obstante, según Miguel Ángel Martínez-Aroca, presidente de ANPIER, es necesario facilitar el acceso ciudadano al grueso de la generación fotovoltaica.
“La economía de mercado solo funciona si participan grandes, medianos y pequeños; si este equilibrio se quiebra, en virtud de esa supuesta optimización de recursos y economías de escala, el mercado se autodestruye, porque se concentran los beneficios y la riqueza y, de esa manera, el reflejo social será la pérdida de empleos y de poder adquisitivo; la desaparición de las clases medias y el sistema de bienestar”.
Miguel Ángel Martínez-Aroca, Presidente de ANPIER
De ahí que esta organización proponga la celebración de subastas de energía orientadas a pequeñas empresas, micro pymes y autónomos. Su recomendación sería establecer un tramo de potencia específica para parques de hasta 2 MW para estos actores empresariales, con un suelo retributivo de 35 €/MWh. Con estas menores dimensiones, se facilitaría la consecución de financiación para desarrollar este tipo de proyectos. También tienen en consideración incluir condicionantes como los empleos generados en la zona por cada MW instalado, u otros que tengan un carácter social o medioambiental.
Renovables sí, pero no de cualquier forma
Las energías renovables, especialmente la fotovoltaica, están llamadas a ser el pilar de la transición energética. Pero esta debemos verla como una oportunidad para cambiar un modelo injusto y desigual que beneficia a las grandes corporaciones, en detrimento de las pequeñas y medianas empresas y de la ciudadanía en general, que se ve sometida a los designios de estas corporaciones.
La cartera de políticos de nuestro país que ocupan con sueldos millonarios sillones en los consejos de administración de las principales empresas energéticas (tres presidentes, más de veinte ministros y varias decenas de secretarios de Estado) no ayuda a cambiar este modelo. Pero si no se cambia este modelo de renovables a gran escala, podemos correr el riesgo de que la necesaria transición energética fracase estrepitosamente y acabemos generando otra burbuja como ha ocurrido (y sigue ocurriendo) con la vivienda.
Y por mucho que estas grandes multinacionales se empeñen en vender su “energía limpia” como una responsabilidad con el planeta, la ciudadanía no es tonta. Ya han surgido múltiples conflictos por la amenaza de instalar estas megaplantas en diferentes municipios, como algunos de los mencionados en este artículo. Y lo seguirán haciendo, mientras no se ponga remedio a este libertinaje fotovoltaico. Con ello, la ansiada transición energética se irá alargando, entre largos procesos judiciales que acabarán marcando el futuro de muchas municipalidades.
Es por ello, que desde Cambio Energético apostamos por el autocunsumo fotovoltaico, tanto individual como colectivo, en viviendas y empresas. Consideramos que para que la transición energética sea justa y medioambientalmente responsable, debe involucrar a la mayor parte de la ciudadanía, tanto en la generación y consumo de energía limpia, como en su distribución. Si tienes alguna duda sobre los beneficios de esta tecnología a pequeña escala, contacta con nosotros. Podemos asesorarte en todo lo que necesites saber sobre cómo ahorrar produciendo y consumiendo tu propia energía limpia. Podemos hacerte un estudio previo adaptado a tus necesidades y un presupuesto sin compromiso. Además, trabajamos con las mejores marcas y podemos atenderte en todo el territorio nacional.
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