Instalación de autoconsumo colectivo

Diferencias entre comunidades energéticas, solares y autoconsumo colectivo

    Tanto las comunidades energéticas, como las comunidades solares y el autoconsumo colectivo sirven para compartir energía, aunque de forma diferente.

    Hoy os vamos a hablar de compartir energía y de cómo tener acceso al autoconsumo fotovoltaico, aún cuando no tienes espacio para instalar paneles solares en tu tejado.

    Para compartir energía tienes varias opciones: puedes optar por un autoconsumo colectivo o compartido, puedes suscribirte a una comunidad solar o también puedes formar parte de una comunidad energética. Pero ¿en qué se diferencia cada una? y ¿cuál te puede interesar?

    En Cambio Energético somos especialistas en ahorro y eficiencia energética, y queremos compartir contigo nuestra experiencia, para facilitar en lo posible tu transición a energías renovables. En este artículo te explicamos en qué consisten el autoconsumo colectivo, las comunidades energéticas y las comunidades solares, además de sus diferencias y cuál es la mejor opción según tus circunstancias. Pero, si aún tienes alguna otra duda sobre cómo producir tu propia energía limpia y renovable, contacta con nosotros.

    Para saber en qué se diferencian las comunidades energéticas de las comunidades solares y del autoconsumo colectivo, es necesario saber en qué consiste cada modalidad, cuestión que vemos a continuación. 

    ¿Qué es el autoconsumo colectivo?

    Un autoconsumo compartido o colectivo consiste, como bien indica su nombre, en un grupo de varios consumidores que se unen para realizar una misma instalación fotovoltaica con la que alimentar los diferentes suministros asociados.

    Por ejemplo, si vives en un bloque de viviendas y entre la vecindad acordáis hacer una instalación de paneles solares conjunta, esta sería para autoconsumo compartido. Algo que también puedes hacer con otros vecinos o vecinas de tu barrio (aunque no sean de tu edificio), en una zona residencial o en un polígono industrial.

    Puede tratarse de una instalación “básica” destinada a cubrir los consumos de zonas comunes (escaleras, ascensores, etc.); o “integral”, cuando su producción se destina también a abastecer las necesidades de las viviendas o locales comerciales de los asociados; o, incluso, puede ser una instalación “flexible”, si sólo una parte de los vecinos o comerciantes se benefician de ella (en el caso del autoconsumo residencial, basta con que un tercio de los vecinos estén de acuerdo con la instalación en una cubierta común).

    Autoconsumo compartido

    También existen diferentes modalidades de autoconsumo compartido: puede ser sin excedentes, con excedentes no acogido a compensación o con compensación de excedentes. Sea como fuere, en el autoconsumo colectivo todos los consumidores asociados deben pertenecer a la misma modalidad de autoconsumo y debe elaborarse un acuerdo donde queden establecidos los criterios de reparto de la energía que produzcáis.

    Un autoconsumo colectivo puede darse en instalaciones próximas en red interior o por línea directa. Pero también a través de red, siempre que se cumpla uno de los siguientes requisitos:

    • Que estén ubicadas en la misma referencia catastral; es decir, que coincidan los 14 primeros dígitos de la misma.
    • Que la distancia entre los consumidores debe ser inferior a 2km, con independencia del nivel de tensión a que se conecten.
    • O que, siendo sistemas conectados en Baja Tensión, compartan el mismo centro de transformación entre los consumidores.

    Cabe resaltar que en un autoconsumo colectivo, los gastos de instalación se reparten entre todos los suministros participantes.

    ¿Qué son las comunidades energéticas?

    Al igual que el autoconsumo colectivo, las comunidades energéticas, y más concretamente, las comunidades de energía renovable se refieren a una agrupación de personas y entidades privadas y/o públicas que se unen para satisfacer sus necesidades energéticas (paneles solares, sistemas de almacenamiento, puntos de recarga de vehículo eléctrico, sistemas de aerotermia), a través de un proyecto de energía renovable en su proximidad. Es decir, permiten que la ciudadanía produzca, consuma, almacene, comparta y/o venda energía renovable colectivamente.

    El objetivo de las comunidades energéticas es proporcionar beneficios medioambientales, económicos y sociales a sus socios o miembros o a las zonas locales donde operan. Por tanto, su prioridad no es ganar dinero.

    También es importante resaltar que los integrantes del proyecto (sean personas, PYMES o autoridades locales) participan voluntariamente y ejercen el control efectivo de la comunidad energética. Para ello, deben crear una figura jurídica que sirva de marco al proyecto, que debe tener un carácter abierto a la participación y democrático en la toma de decisiones, asegurando la autonomía de la comunidad.

    En este caso, el reparto de la electricidad debe hacerse utilizando la red pública de distribución.

    Imagen de una instalación fotovoltaica en una Comunidad Energética

    ¿En qué consisten las comunidades solares?

    Una Comunidad Solar es un servicio de generación y distribución de energía fotovoltaica que permite a barrios, ciudades e, incluso, comarcas compartir energía limpia y renovable, aunque no disponga de paneles solares en su propio tejado.

    Por tanto, también hablamos de proporcionar energía renovable de proximidad a un conjunto de personas. Pero, en este caso, es una empresa o una entidad pública la que se encarga de realizar y gestionar la instalación. Esta entidad ofrece a los miembros de la comunidad la posibilidad de suscribir parte del proyecto, en función de la cantidad de energía que puede necesitar, y acuerdan pagar una tarifa mensual o un porcentaje de los ahorros obtenidos.

    Cuando las comunidades solares están en funcionamiento, la energía limpia que generan los paneles solares se inyecta en la red eléctrica local. Luego, esta energía se distribuye entre los participantes según su suscripción y se compensa en sus facturas de electricidad.

    Existen diferentes modalidades de financiación en las comunidades solares. Algunos proyectos pueden cobrar una cuota inicial o mensual a las personas abonadas. Otros, sin embargo, no le cuesta nada al abonado inicialmente, siendo la entidad propietaria de la instalación la que corre con la inversión inicial.

    Es decir, las viviendas o locales que quieran disfrutar de energía solar pero no dispongan de tejado para la instalación de paneles solares o de la inversión inicial que requiere, pueden comprar participaciones del proyecto solar directamente a la entidad promotora, sin tener que costear directamente los paneles solares ni hacer obras en su tejado. Esto supone, esencialmente, pagar por la energía que se consuma pero con una tarifa más baja que lo que te cobra una compañía eléctrica.

    Diferencias entre autoconsumo colectivo, comunidades energéticas y comunidades solares

    Tanto el autoconsumo colectivo, como las comunidades energéticas y las comunidades solares parten de una base común: compartir energía renovable en entornos próximos. Pero existen diferencias importantes que debes tener en cuenta a la hora de optar por uno u otro modelo:

    En un autoconsumo colectivo hablamos principalmente de actores privados. Es decir, pueden participar tanto personas como entidades privadas. Por su parte, las comunidades energéticas están abiertas a todo tipo de actores, incluidas las entidades públicas. Si bien, las comunidades solares también pueden ser promovida por una entidad pública, generalmente son empresas las que suelen ofrecer el servicio al que luego se suscriben las personas que quieran acceder a la energía fotovoltaica.

    En un autoconsumo colectivo hablamos generalmente de una instalación fotovoltaica de pequeño o mediano tamaño. En las comunidades solares también hablamos, principalmente, de una instalación, pero de mayores dimensiones. Sin embargo, las comunidades energéticas están compuestas de varias instalaciones para conseguir una potencia pico lo suficientemente grande para abastecer a la comunidad.

    Tanto el autoconsumo colectivo como las comunidades energéticas son entidades democráticas, donde la gestión recae en los propios miembros participantes. En cambio, en las comunidades solares, es la entidad promotora la responsable de la gestión.

    Tanto en el autoconsumo colectivo como en las comunidades solares, la tramitación es más sencilla, ya que no requiere la constitución de una figura jurídica de gestión, como necesitan las comunidades energéticas.

    Si bien las tres fórmulas buscan los beneficios del ahorro compartido y la contribución al medioambiente, las comunidades energéticas tienen otros objetivos de carácter social, contribuyendo no solo a los socios participantes sino también a la comunidad donde se ubica. De hecho, las comunidades energéticas son una potente herramienta para luchar también contra la pobreza energética.

    ¿Cuándo debo apostar por el autoconsumo colectivo, las comunidades energéticas o las comunidades solares?

    Vistas las diferencias entre estas fórmulas para compartir energía renovable, puede que te preguntes ¿cuál me puede interesar a mí particularmente? En estos casos, siempre recomendamos consultar a profesionales del sector que te puedan asesorar en todas aquellas dudas que te puedan surgir al respecto.

    Pero para que te hagas una idea, te damos unas orientaciones para saber en qué casos típicos te puede interesar una fórmula u otra:

    Un autoconsumo colectivo es la fórmula ideal para compartir energía cuando vives en un bloque de viviendas, en una zona residencial o en una zona con empresas y viviendas colindantes. Como decíamos, suele ser una única instalación de pequeño o mediano tamaño para varios consumidores, pero no muchos.

    Las comunidades energéticas interesan cuando amplías las dimensiones del proyecto e involucras a otros actores como entidades públicas. Hablamos ya de varias instalaciones fotovoltaicas asociadas para alimentar viviendas, empresas, administraciones de un barrio o, incluso, de un pueblo entero. También pueden ser una buena opción para un polígono industrial.

    Tanto en una como en otra, se requiere de una inversión inicial por parte de los participantes y permiten la participación democrática en todo el proceso.

    Pero ¿qué pasa si no tengo dinero para la inversión inicial o si no me interesa participar en la gestión del proyecto? Pues entonces tu fórmula predilecta serán las comunidades solares, a las cuales podrás acceder pagando una cuota mensual.

    Instalación fotovoltaica en una Comunidad Solar

    Consulta a profesionales del sector

    Y hasta aquí nuestro artículo de hoy. Como hemos visto, no hay excusa para no acceder a la energía solar, gracias a las diferentes fórmulas que tienes disponibles para compartir energía.

    Si no tienes suficiente espacio en el tejado y quieres disfrutar de las ventajas del autoconsumo fotovoltaico, te recomendamos que consultes con profesionales del sector que puedan asesorarte en todo lo que necesites saber.

    Si este es tu caso, te invitamos a que contactes con nosotros. Porque, cuando contratas tu instalación con Cambio Energético, te acompañamos en todo el proceso: desde el estudio previo, el diseño y la instalación, hasta la legalización y la tramitación de la subvención, si la hubiera. Pídenos un presupuesto sin ningún tipo de compromiso. Estaremos encantados de atenderte.

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